martes, 19 de febrero de 2013


introducción.

Madre Eduviges, fue un alma totalmente contemplativa, porque sustento su vida en cuatro pilares esenciales a la vida Religiosa.

Su amor a Jesús Crucificado, donde aprendió que toda alma que quiere vivir en unión plena con Dios, debe transitar por el camino del olvido de sí mismo, viviendo en total desprendimiento de la propia voluntad, para vivir en obediencia filial a los designios del Padre.

La lectura asidua de la Palabra de Dios, para Madre Eduviges marcará la experiencia del Discípulo que escucha atento al Maestro, para poner en práctica lo aprendido y repetir como Isaías, Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.

Su amor a la Eucaristía, fue la fuente y la cima de su vida cristiana, y más aún de su Vida Religiosa, deseaba vivamente recibir el pan del cielo, instaba a todas sus hijas a desear vivamente la Santa Eucaristía, porque en sus largas horas frente al sagrario, se hizo una con Él, porque se sabía totalmente amada por Dios, que logro ver al mismo Cristo en sus hermanos, comiendo de este pan celeste, ella también al igual que Jesús no dudo en dar su vida para que otros se salven.

Su amor a la Santísima Virgen, Eduviges tuvo en su corazón una especial ternura a María, a quien un día consagrara toda su vida y su familia Religiosa, poniéndola como, Superiora de Nuestra Congregación.

La vivencia de estos pilares en Madre Eduviges, representan para nosotras sus hijas un precioso legado espiritual, que Nuestra Madre Fundadora nos deja como un caminito de santidad que nos marca la ruta a seguir, haciendo posible en nosotras la misma actitud del hombre de la parábola que nos relata el Santo Evangelio: “El Reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, en el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozosos por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” Mt 13, 44.

Es este el reto para la dominica de hoy, habiendo encontrado el tesoro de nuestra vida, vendamos todo aquello que nos ata a esta tierra,  para ser trasfiguradas por el amor de Cristo, es esta la misma hazaña que Dios, en Madre Eduviges nos pide realizar en nuestra vida religiosa, ya que toda alma consagrada,  debe estar cimentada en la vida Contemplativa para luego llena de Dios, pueda dar a Dios a los hombres y se sienta llamada a trabajar con vivo esmero por la salvación de las almas.